Ácido láctico (AHA)

El ácido láctico es una forma más leve de alfa hidroxiácido, muy bien tolerado incluso por personas con piel muy sensible. La función que realiza es doble: hidrata y exfolia al mismo tiempo. El tamaño de las moléculas de ácido láctico es mayor que el del ácido glicólico, lo que deshabilita la penetración en las capas más profundas de la dermis. Por esa razón, el ácido láctico es un ingrediente ideal para todo tipo de pieles, pero especialmente para pieles sensibles, maduras y fotodañadas que continuamente necesitan un suave ‘’rejuvenecimiento’’ para mantener un tono uniforme y firme. Además, es necesaria una acidificación suave de la piel (es decir, mantener la piel en un medio de pH naturalmente ácido) para preservar la función de la barrera hidrolipídica de la capa córnea de la epidermis (fuente: Wollina U. 2005. Conservative procedures in skin reconstitution. Research Gate. 9:1-8).

Se ha demostrado que el ácido láctico estimula la biosíntesis de las ceramidas de la piel, lo que da como resultado una calidad superior de la barrera lipídica de la piel y un mayor nivel de resistencia a la sequedad (fuente: Rawlings A.V., Davies A. et.al. 1996. Effect of lactic acid isomers on keratinocyte ceramide synthesis, stratum corneum lipid levels and stratum corneum barrier function. Dermatology Research, 288:383–390).

Combinados con ácido glicólico en porcentajes bajos, los productos de AHA a base de ácido láctico proporcionan a la piel una exfoliación intensa, pero no invasiva o muy suave, contribuyen al nivel de hidratación de la piel, reducen la aparición de arrugas superficiales y líneas finas, suavizan la piel y la preparan para la aplicación de otros ingredientes activos.